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Se descubren restos de coronavirus en el semen de pacientes

Hace unos días conocíamos una noticia que nos alertaba sobre el alcance de la pandemia: se descubren restos de coronavirus en el semen de pacientes infectados. Un hallazgo que aún no se ha relacionado con la propagación del mismo. Pero que es una novedad que alerta a quienes trabajamos en el ámbito de la reproducción humana. De ahí que en Proiser hayamos optado por dedicar una publicación en nuestro blog a este tema.

Aunque la información se ha difundido en una revista estadounidense, en España hemos sabido de ellos gracias al diario ABC que ha difundido parte de sus resultados.

 

Se descubren restos de coronavirus en el semen de pacientes

Según un estudio publicado en la prestigiosa revista «JAMA Network Open», el coronavirus podría persistir en el semen de los hombres. Incluso después de que hayan comenzado a recuperarse de esta infección.

Este hallazgo aumenta la posibilidad de que el virus se transmita sexualmente. Aunque a día de hoy no se ha demostrado con total seguridad. Por lo que no hay que alarmarse innecesariamente.

Y es que, según diferentes investigaciones, cuando el SARS-CoV-2 ingresa en el cuerpo humano, llega más allá de los pulmones. De ahí que se haya encontrado estos del virus en otros órganos. Es decir: en los riñones, el corazón, el hígado y el tracto gastrointestinal. A lo que ahora hay que sumar el semen, por lo que también llega al aparato reproductor.

Estos resultados no significan que el virus puede transmitirse sexualmente a través del contacto con semen. Pero sí señalan que debe contemplarse esta posibilidad como nueva forma de transmisión.

 

Estudios sobre coronavirus en semen

La base de esta investigación se ha realizado en China. El de este trabajo que se ha difundido es, en concreto, el del Hospital Municipal de Shangqiu. Un espacio donde evaluaron a 38 pacientes varones tratados entre enero y febrero el pasado año 2020. Justo en el pico de la incidencia en dicho país. Y aún no se había convertido en Pandemia.

Este equipo de trabajo detectó SARS-CoV-2 en el semen de seis de los hombres participantes. De ellos, cuatro pacientes experimentaban síntomas de COVID-19. Mientras que los otros dos se habían recuperado recientemente. Lo que alertó sobre la incidencia del virus y su capacidad para buscar nuevas formas de propagación.

 

calidad del esperma.

¿Capacidad para transmitir infecciones?

La detección de material genético del SARS-CoV-2 en el semen de hombres infectados no prueba que estas partículas transmitan infecciones. Tal y como consta en el citado artículo de la revista “JAMA Network Open”: «Descubrimos que SARS-CoV-2 puede estar presente en el semen de pacientes con COVID-19, y que puede detectarse en el semen de pacientes en recuperación».

El responsable del estudio añade otros puntos de trabajo. Uno de ellos es el siguiente: «Incluso si el virus no puede replicarse en el sistema reproductor masculino, puede persistir, posiblemente como resultado de la inmunidad privilegiada de los testículos».

Este trabajo se contradice con otros estudios similares. Investigaciones que se han publicado en revistas científicas. Es el caso del que apareció en la también revista   “Fertility and Sterility”. Un texto que se redactó tras estudiar a 34 hombres en la localidad de Wuhan, y que no detectó al virus en pacientes un mes después de su diagnóstico de Covid-19.

En cualquier caso, desde Proiser seguiremos atentos al desarrollo de estas investigaciones. Adaptando nuestros protocolos de trabajo en cada momento. Teniendo en cuenta los hallazgos que se produzcan en este sentido. Información que compartiremos con todos nuestros usuarios.

100 millones de años tiene el esperma más antiguo conocido

100 millones de años tiene el esperma más antiguo conocido hasta el momento. Se trata de un resto de esperma encontrado en una hembra de un pequeño crustáceo de la era cretácica. Un pequeño ser que quedó encerrado en una gota de ámbar. Una forma de conservación que ha permitido que llegue a nuestros días. Facilitando con ello, la investigación de la reproducción animal en especies extintas.

Esto es, al menos, lo que de ha publicado en la prestigiosa revista Proceedings of Royal Society B. Un artículo que hemos podido conocer en España gracias a la labor de divulgación que el diario 20 minutos realiza en este ámbito.

En Proiser consideramos que es importante que la población general conozca cuantos avances se produzcan en el ámbito de la reproducción. Incluso cuando estos hallazgos no están directamente relacionados con la generación de nuevos seres humanos. Por ello, traemos hoy aquí un resumen de esas nuevas aportaciones que se han desarrollado en lo que a estudio de los espermas animales se refiere.

El esperma de 100 millones de años

El espécimen de crustáceo en el que se ha encontrado la muestra de esperma de 100 millones de años, pertenece a una especie hasta ahora desconocida. Una especie bautizada con el nombre de Myanmarcypris hui. Y que, al parecer, pertenece a su vez a la clase de los ostrácodos.

La localización de este resto de esperma fue fortuita. Y es que, entre los restos del crustáceo fosilizados en ámbar, los investigadores localizaron una hembra. Posteriormente, descubrieron que en el interior de su tracto reproductivo había células espermáticas gigantes. Lo que al datarlo, hizo que la muestra se convirtiera en el fósil más antiguo en el que se han identificado de forma concluyente células de esperma.

Ostrácodos y el esperma de 100 millones de años

Según explican los portavoces de la Universidad alemana Ludwig-Maximilians, una de las firmantes del estudio, los ostrácodos existieron durante 500 millones de años.

Su estudio ha sido importante. Pues ha permitido que se haya descrito a miles de especies modernas. Y es que encontrar caparazones fosilizados de estos crustáceos no es algo raro en zonas como Myanmar, donde se han realizado estas investigaciones.

Sin embargo, la principal novedad en esta ocasión es que los restos encontrados conservaban sus órganos reproductivos. Y con ellos el esperma que contenían. Lo que supuso un importante hallazgo. Y es que con ello

 

Esperma de 100 años y nuevas tecnologías

Para su estudio, fue necesario contar con tecnología de última generación. Y es que para poder acceder a esta información fue necesario reconstruir con rayos X en 3D imágenes asistidas por ordenador. De esta manera, se pudo saber cuánto contenía en su interior el ámbar. Estas  imágenes revelaron detalles de la anatomía de estos animales que hasta el momento se desconocían. Por ejemplo, la forma de sus diminutas extremidades o cómo eran sus órganos reproductivos.

La suerte además, estuvo de parte de los investigadores. Y es que uno de los ejemplares era hembra. Y ésta conservaba en su interior esperma de un acto reproductivo anterior a quedar fosilizada. De ahí que se pueda decir que 100 millones de años tiene el esperma más antiguo conocido. Por lo que esta muestra ha pasado a ser la más antigua de todas las que se conservan hasta el momento.

En Proiser sabemos lo importante que es conocer todos los detalles posibles sobre la fecundación de especies que ya se extinguieron. Pues nos permiten poder recuperarlos cuando se estime oportuno.